Limpiar los solomillos, poner los restos de estos en un violín sobre papel junto con la cebolla entera pelada y troceada en mirepoix y la zanahoria pelada y cortada en trozos grandes. Asar en horno a 180º hasta que estén bien tostados. Poner en un cazo y añadir el vino tinto, reducir e incorporar 3 litros de agua, llevar a ebullición hasta que quede poco, colar y reservar hasta el momento del emplatado. Rectificar con algún espesante si se desea.
Los solomillos limpios, cortar las puntas y dejar el centro, filmar estos y meter en congelador por dos horas. Cortar en corta fiambre en discos finos y disponerlos sobre papel de horno y formando una lámina fina de 10cm por 15cm.
Realizar un corte transversal un poco profundo en cada castaña y asarlas en una lata agujereada sobre el fuego junto con un puñado de sal gorda, remover de vez en cuando hasta que estén bien tostadas, pelarlas y reservar dos de ellas para el emplatado final, triturar el resto en robot de cocina, añadir unas gotas de agua si fuera preciso y formar una pasta densa, salpimentar y guardar un poco de esta en una manga pastelera para el emplatado y reservar el resto.
Sofreír la cebolla y el ajo picado en sartén antiadherente, añadir las puntas de solomillo picadas finamente y dorar. Añadir la pasta de castañas y mezclar hasta obtener una farsa homogénea, reservar en manga pastelera.
Rellenar el carpaccio de solomillo con el relleno y hacer un rulo estilo sushi. Reservar en frío 1 hora. Cortar en medallones.